Juan Cané (Joaquín Furriel): Soltero, seductor tenaz, trabajador incansable del amor. Las mujeres que pasan por su vida buscan enamorarlo, acampar en su casa, regenerarlo, pero él tiene la habilidad e inteligencia de despedirlas sin pestañear. Desaparece siempre dejándolas en el clímax del romance, firmemente convencido de que su influencia fue benévola. No imagina que su paso desate también odios, locuras y deseos de venganza. Cautiva todo el tiempo a todas, es alto, de mirada profunda, muy apuesto… aunque su mayor atractivo es el carácter inconquistable que transmite. Constantemente cambia de celular cuando sus conquistas pretenden ubicarlo después de quedar en el camino. Si bien trabaja y mucho, parece vivir de vacaciones constantes. Nunca está cansado. También disfruta de la soledad, el buen vino, la buena música y jamás lo ataca la depresión del domingo por la tarde.
Tiene amigos famosos acá y allá. Acude a fiestas de la farándula. Jamás pasa desapercibido en ninguna parte. Para algunos un discapacitado de los sentimientos, para él: Un atleta.
Con su madre tenía un amor profundo. Guarda los mejores recuerdos. Para Juan, ella era una mujer magnífica que no merecía una muerte tan injusta. Trata de no recordar cómo fue, porque siente impotencia de no haber estado para ayudarla en el momento de su accidental muerte. Poco después de la muerte de su madre es que Juan decidió dejar Argentina y vivir en el exterior. Su carrera como compositor de bandas sonoras para películas va in crescendo. Su sueño siempre fue ganar un premio a la mejor canción, jamás conformar una familia. Sólo después de conocer a Jose y enamorarse, su corazón dejará de sentir como una dura roca.
Josefina Molina (Romina Gaettani): Soltera, bonita aunque de aspecto descuidado y algo escandalosa para hablar. Su esencia femenina y noble está oculta a la mirada de los otros y de ella misma. No terminó sus estudios, porque había que salir a trabajar. No es bruta, pero le falta clase. Trabaja como limpiavidrios, no le teme a las alturas y es de las que no se deja pasar por encima nunca. Tiene las cosas claras y el corazón ocupado en un noviazgo más por costumbre que por amor. Jamás usa pollera porque dice que tiene piernas feas, tampoco se maquilla porque no sabe, el pelo lo usa atado y antes de gastar dinero en la peluquería prefiere comprarle cosas a su hermano, a quien adora. Tiene una amiga fiel, Coni, a quien le cuenta todo. Con Emilio, el padre, la relación es buena, pero cuando discute con Franco y siente que lo defiende a él, se enoja y mucho. Con Alicia, su mamá, está todo bien, pero nunca fueron compinches. Si tuviera que elegir, desearía ser la antítesis. Su madre nunca trabajó y la ve descontenta con la vida que tuvo y tiene. Con Yolanda, la tía, comparte el cuarto y algunos gustos musicales.
Cuando Yolanda intenta maquillarla para que se vea más linda, Jose se siente ridícula, disfrazada.
Si bien no se ve casada con Franco, tampoco puede dejarlo. Sabe que Tomy, el hijo de su novio, siente por ella un amor incondicional y cuando intenta dejar a Franco, el socorro en los ojos de Tomy la hace dar marcha atrás.
Lógicamente, con Franco no existe pasión, hay pocos proyectos y antes de conocer a Juan, nunca le costó serle fiel. Si bien al comienzo, Jose no cree en Juan, a medida que transcurra la historia, irá descubriendo que detrás de la máscara de seductor hay un hombre al que difícilmente le cueste dejar de amar. Cuando Franco descubra la relación, nunca le perdonará esta “traición” y no parará hasta destruirla.
Serena (Isabel Macedo): Varios años más joven que Rafael, su futuro esposo. Conoce a Juan en un avión y termina en sus brazos. Ignora que es el hijo del hombre con el que va a casarse. No ama a Rafael, pero tienen negocios juntos que le aseguran una buena vida. Enamorada obsesivamente de Juan, se empeña en que él siga siendo su amante.
Serena es hermosa, su familia vive en el exterior. Tiene algún que otro video escandaloso dando vuelta en internet por el que muchas veces debe pagar abultadas sumas de dinero para que no lleguen a manos de Rafael y así descubra lo que hacía en la intimidad con sus novios. Conoció a Rafael en un evento y desde allí nunca se separaron.
Un problema de salud cuando era muy jovencita la dejó imposibilitada para tener hijos.
Franco Ramirez Puente (Benjamin Vicuña): Es chileno. Se gana la vida como mecánico. Su gusto por el riesgo marcó su juventud al filo de la ley. En Chile conoció a Carmela, con quien tuvo un hijo: Tomy. Armó una familia sin cambiar su gusto por los autos ni por el dinero fácil que obtenía de pequeños ilícitos. Al poco tiempo de convivencia, Carmela comenzó a cuestionarle su forma de ganarse la vida y se sucedieron los problemas en la pareja. Estaban con esta tensión cuando participó de un robo que salió mal -uno de sus cómplices fue detenido por la policía- y supo que debía irse antes de que lo atraparan. Buscó a Carmela, pero ella, indignada, se negó a acompañarlo en la fuga y mucho menos a involucrar a su pequeño hijo en un hecho delictivo. Franco, lleno de odio, no estaba dispuesto a irse con las manos vacías. Pasó a buscar al niño por la guardería y se fugó con él. Lo sacó ilegalmente de Chile.
Le dijo a Tomy que su mamá había muerto y que de ahora en más debían vivir sin ella. El dinero del robo le alcanzó para llegar a la Argentina e instalarse en el conurbano. Compró un taller mecánico cerca de la casa donde siempre vivieron los Molina. Al poco tiempo apareció La Jose en su vida y con ella un nuevo amor. El taller mecánico de Franco es una fachada que disimula su verdadero negocio: el desarmadero de autos robados que tiene en sociedad con Emilio, el padre de Jose. Cuando la trama avance y Emilio le suelte la mano poniéndolo en riesgo y exponiendo su relación con Jose. Franco desplegará su lado oscuro en lo posesivo de su relación con la protagonista, en cómo manipula a su hijo para retenerla y fundamentalmente en la falta de límites éticos y morales para lograr sus objetivos.
Carmela Linares (Victoria Rauch): Recurrió a la Justicia en reclamo de su hijo apenas descubrió que Franco lo había secuestrado. Decepcionada de la ley, decidió hacer su propio seguimiento. Durante un año los buscó y una pista la hizo instalarse en Buenos Aires. Carmela se gana la vida como empleada doméstica. Actualmente trabaja para Rafael Cané, el padre de Juan. Duerme en una pensión. El resto del tiempo, se dedica a buscar a su hijo.
Augusta (Perla Santalla): Ochenta años. Es la abuela paterna de Juan y ama profundamente a su nieto. Conserva el porte y la elegancia de la juventud y más allá de los olvidos típicos de la madurez, goza de excelente salud. Su hijo Rafael quiere hacerla “ pasar por loca” para quedarse con todo pero Augusta defiende su independencia con uñas y dientes. Es una mujer de temperamento que pelea con armas nobles: aliándose con Juan, Jose y refugiándose en el pasado. De joven vivió una historia de amor con Francisco Santillán que se truncó por su cobardía.
Ella pudo haber huido con Francisco, pero eligió seguir el camino predestinado a una muchacha de su clase y se casó con Isidro. Augusta dio a luz a Rafael, hijo de Francisco. Isidro, que era estéril, lo anotó como propio protegiendo así el buen nombre de Augusta. Augusta agradecida, respetó a su marido y se desvivió cuidando del niño, fruto del verdadero amor. Nunca comprendió porqué después de la muerte de Isidro, Rafael, que la adoraba, cambió radicalmente. Augusta vive el alejamiento de Rafael como un castigo, en su juventud se cerró al amor y ahora la vida le niega el afecto de quien más le importa. Buscó durante años el acercamiento, pero a fuerza de rechazos se resignó a aceptar esta relación fría y desamorada que plantea Rafael.
El nacimiento de Juan le cambió la vida. En él vuelca todo el amor que su hijo rechaza y la adoración entre nieto y abuela es mutua. Tuvo varias damas de compañía y las detestó a todas. No es una “ niñera de viejos” lo que ella necesita, sino el afecto de los suyos. La llegada de Jose a la casa será una inyección de vida. Ella no es una profesional gerontóloga, es una muchacha afectuosa que le resuelve cuestiones prácticas a Augusta pero que también recurre a ella para solucionar las propias. Este trato “ tan familiar” será un shock para Augusta, que pasará de sentirse invadida a sentirse necesitada y querida. Exactamente lo que Augusta y su nieto necesitan.
Rafael Cané (Raúl Rizzo): Es un hombre moderno y audaz. Fue siempre mujeriego y creció en una época donde esta condición era virtud más que defecto. Se casó con quien fue la madre de Juan, porque le gustó más que las otras, no porque estuviera enamorado. Siempre supo que la fidelidad no era para él. De todas maneras, sufrió cuando ella murió. Después del entierro, se dio cuenta de que pocas veces se había sentado a hablar con Juan y que eran dos perfectos desconocidos. El destino se ocupó de separarlos, mandando a Juan a New York.
Rafael odia a su madre Augusta. Durante mucho tiempo creyó que Isidro Cané –ya fallecido- el hombre que lo crió con amor, era su padre biológico. Aún siendo niño, ya era evidente para Rafael que el matrimonio de sus padres no era el más afectuoso. Pero fue tremendo para él saber que el gran amor de su madre fue un hombre pobre –Francisco Santillán- de quien nunca pudo olvidarse. Antes de morir, Isidro le confesó el secreto mejor guardado: que él no era su verdadero padre. Rafael nunca enfrentó a Augusta y así creció el resentimiento hacia ella.
En la actualidad, Rafael es broker inmobiliario y está enamorado de Serena (sobre todo, de su juventud y de la posibilidad de “mostrarla”). Junto a ella rejuvenece y además, se entienden a la perfección. Ambos planean quedarse con la casa de Augusta luego de internarla en un psiquiátrico tras declararla insana y construir allí una torre inteligente. A pesar de tener buen cuerpo y estar muy bien para su edad, intuye en el fondo que la relación con Serena tiene los días contados. No tiene escrúpulos y se pasa horas hackeando los correos electrónicos de ella para detectar alguna infidelidad. Es un verdadero experto, conoce todos los trucos. La infidelidad siempre ronda en su cabeza. Para él, todas las mujeres son como su madre… Y esa definición le produce una tormenta en el corazón que lo llevará incluso a enfrentarse a su hijo sin medir ninguna consecuencia, cuando descubra que éste mantuvo una relación con su prometida.
Cesar McLean (Alejo Ortiz): Durante su infancia vivió como un pequeño burgués. Pasó casi desapercibido en la escuela, con unas notas bastantes mediocres, sin muchos amigos. El único, Juan. A los dieciséis ya tenía en claro que quería filmar sus propias películas. Se acaba de divorciar, pero afortunadamente sin hijos. Al comenzar la historia, está recién mudado. Pudo rescatar una computadora, su equipo de audio, un horno microondas y dos valijas con ropa. Pasada la depresión primera, Cesar se aboca a vivir la vida loca, a recuperar el tiempo perdido y finalmente, a la búsqueda de una pareja.
En medio de sus intentos por olvidar a su ex, debe aceptar que ella tiene otro hombre y que está por volver a casarse. Intenta terapia para asumir un divorcio que se niega a firmar, abandona terapia, escribe su mejor film, tiene amores, sale de fiestas con Juan, pretende un acercamiento con su ex, fracasa, acude a la primera audiencia de divorcio y se enamora de Noelia, la mediadora, descubriendo que en el sexo se puede usar un órgano que hasta ahora no había utilizado: El corazón. Pero grande es la sorpresa de Cesar al revelar que Noelia, tiempo atrás tuvo salidas con Juan, en su época de “seductor serial”, con lo cual esto lo pone en una tremenda disyuntiva. Cesar tratará de entender: Qué gracia tiene que te quieran cuando no sos el primero? Hacia el final de la historia, Juan será testigo de civil de Cesar y Noelia.
Coni (Silvina Acosta): Amiga incondicional de Jose. La mejor alumna del colegio, la ordenada, la pragmática. Si Jose es habladora y rápida, Coni es lenta y silenciosa. Si Jose es desordenada y caótica, Coni es estructurada y pensante. Tiene la mala costumbre de querer cambiar a los hombres con los que sale. Con todos repite el mismo molde. Los transforma a su gusto, razón por la cual sus relaciones no duran más de cinco meses. Los convierte en ella, envenena la convivencia. Promediando la historia, Jose le presenta a Genaro, amigo músico de Juan: Pelo largo, barba, dientes torcidos y ropa de feria americana…
Las primeras salidas transcurren con normalidad, hasta que, fiel a su estilo, Coni intenta comenzar a transformarlo a su imagen y semejanza. Pero esta vez, no resulta. En una fuerte discusión, en la que ella le plantea el final de la relación Genaro la hace cambiar de opinión. Coni se enamora hasta perdidamente y al terminar la historia, su pelo no está tan prolijo como al comienzo y ya no gasta lo que gana en ropa, ahora se viste en ferias americanas y camina de la mano con Genaro, de quien no quiere separarse nunca más.